En épocas pasadas los guerreros griegos ejecutaban las hazañas más increíbles; salvaban pueblos, mataban monstruos, rescataban doncellas y todo bajo un solo propósito; alcanzar y gozar de la inmortalidad, un objeto nada despreciable para un guerrero o un artista
Si bien Aquiles lo logro siendo la creación de su inventor, tanto más lo hizo Homero al dar cuenta de su época. Así tras esta analogía. Alvaro Daza un artista de su tiempo, ha logrado ser reconocido tanto por su obra como por ser el mismo su gran gestor, apropiándose de un estilo inconfundible y genial que permite a quien le ve, aseverar que aquella mágica invención que contempla no puede ser más que del maestro Daza.
Sus obras son estallidos de color que parecen emerger de las pinturas que El mismo elabora, color que crece y madura como sus años y que guardan entre sus trazos y abstracciones los frutos de un expresionismo magistral.
Entonces nuestro amigo “el de los pies ligeros “Podría vivir cómodamente su inmortalidad en una de estas obras, sin que él o su creador encuentren en ella su talón de Aquiles.
Juan David Romero Pacheco In the past, the Greek warriors executed the most incredible deeds , saving towns, killing monsters, rescuing maidens, all under one purpose: to reach and enjoy immortality, and ability far from despicable for any warrior or artist.
If Achilles earned his by being the creation of his inventor, then so did Homer by keeping account of his time. Therefore, following this analogy, Alvaro Daza is an artist of his time, earning great recognition not only for his work, but also because he is his greatest promoter, appropriating an unmistakable style that allows anyone who sees his work to assert that the magic inventions are no one else´s but Daza´s masterpieces.
His work are explosions of color that seems to emerge from the landscape that he also paints, colors that grow and mature like his trees, which hide beneath their bushes and abstracts , the fruits of a masterly expressionism. Both in his sculptures, as his abstract work
Therefore, our friend, “the one of the light feet “could comfortably enjoy his immortality in any of his paintings, without anyone ever finding his Achilles heel. 
